Si había un sincero compromiso y promesa referente a la Constituyente ¿por qué la consulta no se dio oportunamente y al inicio del gobierno? Eso era lo propio si se tenía una seria intención al respecto. El juego del presidente ahora con este tema es peligroso e inconveniente.

Pregunto: si el Canal de Panamá es VITAL para el país, ¿recordaron que el financiamiento de la expansión se sustenta en un grado de inversión basado en la seguridad jurídica del Canal, la cual se sustenta en la Constitución, que es la que blinda y da estabilidad al Canal? Considero que es imprudente irrumpir en el momento democrático del inicio del proceso electoral con lo que parece ser una jugarreta para distraer y enredar el mandato de elecciones, mezclándolo inoportunamente con la innegable necesidad de profundos cambios que el país reclama.

Lo correcto era convocar, oportunamente, a un diálogo y lograr un gran acuerdo entre todos los sectores políticos y sociales del país. El llamado a una Constituyente, en este momento, es una salida accidentada, y no hay garantía de que de ella salga una mejor Constitución, sobre todo, si a cargo de ello terminan los mismos de siempre.

No cabe duda que urge una nueva Carta Magna, pero por más que padezcamos de un Estado casi disfuncional, hay que procurar que ello sea un proceso DEBIDAMENTE LIDERADO y producto, primero, de un gran acuerdo o PACTO NACIONAL, y no del albur de una convocatoria y mecanismo que no son garantía de nada mejor.

Es muy distinto un proceso de cambio basado en un acuerdo y proyecto base, debidamente concertado, que uno consecuencia del azar de una Asamblea en la cual pondríamos a ciegas la suerte del país. Una especie de tómbola en la que nadie sabe qué va a salir. Hacerlo así, en medio de un recién iniciado periodo electoral, distrayendo la atención de los temas de debate que deben, obligada y objetivamente, ser enfocados en el proceso electoral, es un acto mal sano, imprudente e irresponsable… ¡Basta ya Panamá!